sábado, 23 de junio de 2012

Siempre son las cosas más sencillas las que pueden destruir nuestro mundo en segundos: un simple comentario, una talla más, estar gorda o delgada, un plato de comida...
Nos negamos a aceptar lo que ocurre a nuestro alrededor y nos encerramos en nuestro mundo, pero cuando algo en él cambia nos vemos perdidos.
Todo puede destruirnos, y eso es lo que realmente nos diferencia de los animales, que somos frágiles, débiles, cobardes, influenciables...

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